Hoy ha sido noticia en Twitter el juicio contra el concejal de Ahora Madrid-Podemos Guillermo Zapata. Algo nada extraño si tenemos en consideración que Podemos es, con diferencia, el partido político con mayor capacidad instalada en la red social del pajarito.

Os pongo en antecedentes. Guillermo Zapata, entonces concejal delegado, creo que de cultura, en el ayuntamiento de Madrid por Ahora Madrid, la marca de Podemos que aupó a Manuela Carmena a la alcaldía, había puesto un tuit antes de ser un cargo electo. Un tuit que pretendía ser un chiste de humor negro, en el que se podía leer que habían tenido que cerrar el cementerio de Alcasser para que no vaya Irene Villa a por repuestos. Para los más jóvenes, os recuerdo que la señora Villa, hija de una funcionaria del Estado, fue víctima de un atentado de ETA que le segó las dos piernas. Después se ha convertido en cierto símbolo por su aparente entereza y superación con el que afrontó el hecho.

El supuesto chiste, carente de cualquier ética y, por qué no decirlo, sin ninguna gracia, fue desde el primer momento puesto sobre la mesa como un ejemplo del mal gusto y la idiocia del que lo escribió. Un tipo que, además de todo, intentó convercernos a todos, probablemente a sí mismo también, de que fue escrito en el contexto de un debate sobre el humor negro. El señor Zapata, en un país como el nuestro en el que no dimite casi nadie, hizo un simulacro de dimisión, abandonando la delegación de cultura, pero manteniendo su acta de concejal. Con su salario y todo lo que conlleva.

Y ahí nació una corriente, que emana de sectores conservadores que en reiteradas ocasiones han querido relacionar a grupos del entorno de Podemos con ETA. Ese era el objetivo fundamental. Establecer la existencia de esa relación.