Predicaciones y Sermones Cristianos Qué Cambiará Tu Vida
El Dios De Los Milagros – Hno. Armando Mosso
El Dios de los Milagros
Lucas 1:37 “porque nada hay imposible para Dios.”
Lucas 18:27 “Él les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.”
A estas alturas hemos podido comprender que tenemos un Dios poderoso. Hemos visto cómo el Señor Jesucristo una tempestad la pudo cambiar en calma, una hija muerta la volvió a vivir, a un ciego le dio la vista, a través de la Biblia podemos ver que Dios ha obrado en tantas vidas y ahora nos toca a nosotros querer eso, querer un milagro en nuestra vida.
¿Cuantos quisiéramos ver un milagro en nuestra vida? pero ¿para qué? Tal vez para restaurar un matrimonio, una familia, nuestra propia vida, necesitamos milagros de parte del Señor Jesucristo en nuestra vida, necesitamos el poder de Dios no solo para vivir la vida cristiana sino para decir a este mundo que hay un salvador, que hay un todopoderoso que no está en una pintura ni en una imagen y que tiene poder para salvar y que nos da poder para enfrentar el día a día.
Cada uno de nosotros queremos ver un milagro de Dios en nuestra vida o en otras personas que necesitan ayuda. Sabemos que un milagro lo cambia todo, da un giro completamente porque un milagro trae gozo, alegría y paz, sabemos que Dios obró e hizo algo en medio de la tormenta y él nos dio la salida, en medio de la noche nos dio una mañana y es por eso que necesitamos un milagro pero más que necesitar un milagro, necesitamos a ese Dios de los milagros, necesitamos a ese Dios todopoderoso que nos puede hacer ese milagro. Desearíamos que Dios nos atendiera día a día, que nos diera nuestros caprichos pero ¿cuánto nos cuesta el pasar un tiempo con Dios?
Es necesario que cada día nos humillemos y reconozcamos que Dios es el que tiene el poder para darnos una salida, no somos nosotros, no es nuestra fuerza, ni nuestra sabiduría es Dios que nos da fuerza para trabajar y proveer cada necesidad. Cuando estaba en el instituto bíblico escribí unas peticiones de oraciones en una libreta y le di unas fichas bibliográficas a mis compañeros para que anotaran sus peticiones de oración y durante la noche las leía junto con otro amigo y veíamos cada petición, unos pedían por su familia, otros por provisión y lo que más me sorprendió es que uno puso por unos zapatos y si, sus zapatos ya estaban rotos y a mí me daba pena, yo quería comprarle unos zapatos pero yo andaba igual. Uno quisiera ser de bendición a alguien más. Pasó como semana y media y él vino a mí y me dijo: “¿Qué crees? ya me regalaron unos zapatos.” Y qué bendición es saber que tuve parte en esa petición yo no se los pude suplir pero oré por eso y tantos milagros hemos visto. Qué bendición es saber que uno tiene parte pero más que todo eso es ver milagros de Dios en nuestra vida y en la vida de otros.
Tal vez no encontramos salida, alguna solución a nuestro problema pero Dios es el que tiene la solución porque para los hombres es imposible, pero para Dios es posible.
Jairo fue con Jesús y le pidió que sanara a su hija, alguien le dijo que su hija había muerto. Todo parecía que se había acabado, que ya no había salida, pero el Señor Jesucristo dio un cambio, le dio una oportunidad. Vemos también cuando Jesús calmó la tempestad, mientras los discípulos se alborotaban y pensaban que hasta ahí había llegado,pero estaba ahí el Señor Jesucristo. Él cambió la tempestad. En Juan 9 vemos cómo el Señor sana a un ciego de nacimiento, él fue delante del Señor y Jesús escupió en la tierra e hizo lodo y se lo untó en los ojos, uno pensaría ¿por qué hizo eso? pero Dios tiene sus métodos, y él le dio la vista. El leproso que se le acercó diciéndole: Si quieres límpiame. Y Jesús lo limpió, él contó el milagro que hizo el Señor Jesucristo en su vida porque eso también hace un milagro. Un milagro no solo da gozo y paz, da ganas de proclamarlo a otros, y eso tenemos que hacer. Tenemos esa tarea de ir y decirle: “Puedes tener salvación en Cristo,