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¿Pueden tus pacientes acceder a su historia clínica?
Todos los profesionales sanitarios sabemos que la herramienta esencial en asistencia es la historia clínica. ¿Pueden tus pacientes acceder a su historia?
La respuesta debería ser que sí. Porque legalmente la historia clínica es propiedad del paciente.
No hace demasiados años que apareció la historia clínica digitalizada. Desde entonces el "Santo Grial" que todos buscan es la historia clínica universal. Es decir, una historia clínica a la que cada vez que se atienda al paciente, sea donde sea, los profesionales puedan acceder.
Digitalización:
Posiblemente haya todavía algunos profesionales que trabajen con historias clínicas en papel. Pero la mayoría de los centros de atención sanitaria tanto públicos como privados han pasado a la historia clínica digital.
Lo han hecho porque una historia clínica digital es mucho más fácil de gestionar y almacenar que una en papel.
Desventajas de la Historia clínica en papel:
Los archivos en papel ocupan espacio. Y eso en un consultorio es un problema, porque el espacio es dinero.
Pero además, adecuar a la ley de protección de datos un archivo en papel puede resultar bastante engorroso.
Otra desventaja es que la historia clínica en papel no tiene la sistemática de un sistema digital, por lo que es más fácil cometer errores en el archivo de datos.
Otra es que las historias clínicas en papel no guardan un registro de las personas que acceden a ella, mientras que una historia clínica digital puede hacerlo.
Un problema añadido importante es que a la historia en papel solo se puede acceder si está físicamente donde se almacena. Eso hace imposible una historia universal (a no ser que la lleve el paciente de consulta en consulta) y el acceso del profesional a la historia desde fuera del consultorio. Lo que limita mucho las posibilidades de dar atención al paciente de las que disponemos hoy en día.
Las actuales historias clínicas digitales también tienen problemas:
Fundamentalmente son dos:
Fragmentación. Desde que aparecieron, todos los sistemas de asistencia sanitaria, tanto públicos como privados que han cambiado a historia clínica digital han generado sus propios sistemas cerrados. Eso quiere decir que un paciente puede tener decenas de historias incompletas: una en cada uno de los hospitales o centros de salud públicos a los que acude (algunos Estados tienen ya sistemas unificados, pero en España ninguno salta las fronteras entre comunidades autónomas en el mejor de los casos), uno por hospital o consultorio privado al que acude y el propio registro que tenga el paciente guardando papeles o por medio de aplicaciones de carpeta de salud cada día más abundantes.
¿Cuál es la solución? Algunos piensan que la solución es el proyecto de historia clínica universal que se está planteando en la unión europea. Pero está por ver lo que se tarda en llegar a un acuerdo y más aún lo que se tarda en implementarlo. Y no menos importante: ¡A ver lo que acaban acordando!
Otros piensan que la solución pasa por poner de verdad en el centro de la asistencia al paciente. Y eso significa asumir una realidad: Que la única historia clínica universal de un paciente es la que guarda él mismo. Porque es el único que está presente en todos los actos en los que se le asiste. Una historia de este tipo recopilada por un paciente que se responsabiliza de su salud no es superable por ninguna alternativa.
Acceso del paciente. El segundo problema lleva la solución precisamente en lo dicho en el último párrafo. Cuanto más universal se hace un sistema de historia clínica mayor es el volumen de profesionales que pueden acceder a ella, y menor el control que el propio paciente tiene sobre quien accede y quien no. El colmo de esa situación es que el paciente sea el único que para acceder a su propia historia tiene que rellenar formularios en papel. Pues esa es la situación en muchos casos.
Como decía, la solución que a mí me parece razonable es que la hist