Cuidadores y Alzheimer

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23.- Nutrición en geriatría

October 25, 2016

Hablar de nutrición en geriatría es hablar de salud. Definimos salud como un estado de bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedad. Para obtener este estado de salud, además de los factores ambientales y sociales, es importante una correcta nutrición y un ejercicio físico adecuado a cada situación.

Cuando hablamos de malnutrición nos referimos a que la ingesta es inadecuada con respecto a las necesidades totales de nutrientes.

La malnutrición en geriatría es por desgracia un problema demasiado frecuente y suele producirse a través de cuatro mecanismos:

Pérdida de apetito, bien como consecuencia de enfermedades psiquiátricas o bien como efecto secundario de enfermedades crónicas y de la medicación que llevan asociadas.
Dificultades para comer por problemas en la boca (falta de dientes, dentadura postiza que no se sujeta bien, etc.) o por problemas de movilidad en general.
Pérdida de peso sin perder el apetito por un cuadro de mal absorción o por un aumento de necesidades energéticas como por ejemplo la enfermedad de Parkinson
Factores sociales como aislamiento, perdida de seres queridos, dificultad para comprar y cocinar (hombres principalmente).

La malnutrición está directamente relacionada a una mayor mortalidad en ancianos ya que conlleva un claro empeoramiento del estado general  lo que se traduce en:

Mayor dependencia
Empeoramiento de las patologías crónicas
Disminución de la capacidad respiratoria
Empeoramiento de la función cognitiva
Mayor riesgo de caídas
Mayor riesgo de ulceras por presión
Anemia
Inmunosupresión, es decir, su cuerpo ya no tiene defensas para responder ante ninguna enfermedad.

Es por tanto de vital importancia detectar este problema de forma precoz e iniciar un tratamiento nutricional adecuado a sus necesidades. Ante las primeras sospechas no dudéis en consultar con vuestro médico o farmaceútico.
Factores de riesgo para una nutrición en geriatría deficiente
Las causas que principalmente provocan los problemas de nutrición en geriatría son:

Factores sociales: Institucionalización, problemas económicos, bajo nivel cultural o vivir solo.
Factores funcionales: pérdida de autonomía o imposibilidad de autoalimentarse.
Factores físicos y médicos: mal estado de la boca, problemas de deglución, fármacos, alcohol o enfermedades como EPOC, hipertiroidismo, malabsorción, artritis reumatoide o cáncer.
Factores psicológicos y cognitivos: depresión, ansiedad, deterioro cognitivo.

Existe un test muy sencillo y fácil de realizar que se llama “DETERMINE” y que consta de 10 preguntas sobre hábitos dietéticos y salud en general, las preguntas son las siguientes:

Padezco una enfermedad o afección que me ha hecho cambiar el tipo o la cantidad de alimento que consumo – 2 puntos
Consumo menos de 2 comidas al día – 3 puntos
Consumo pocas frutas, verduras o productos lácteos – 2 puntos
Consumo 3 o más vasos de cerveza, vino o licor diariamente – 2 puntos
Tengo problemas de los dientes o la boca que dificultan mi alimentación – 2 puntos
No siempre dispongo del dinero suficiente para adquirir los alimentos que necesito – 4 puntos
Como solo la mayoría de las veces – 1 punto
Consumo 3 o más medicamentos por día – 1 punto
Sin proponérmelo he perdido o aumentado más de 4,5Kg. en los últimos 6 meses – 2 puntos
No siempre soy físicamente capaz de hacer la compra, cocinar o alimentarme – 2 puntos

El total de este test son 21 puntos, y una puntuación superior a 6 sugiere ya un alto riesgo de desnutrición y la necesidad de una valoración más detallada por parte del médico de cabecera.

Índice de masa corporal (IMC)

Otra señal de alarma debe ser un IMC bajo, por debajo de 20.

Os recuerdo que el IMC= Peso (Kg.)/talla2 (m2)

Si hablamos de personas a las que no podemos realizar una medición correcta de la talla se usa la fórmula de la altura desde  la rodilla