-Como en diez minutos ya salen.

Y nunca eran diez, eran como cuarenta.

Pero la gente se esperaba ahí.

Hacían fila.

Luego la hilera se desarmaba y se convertía en un semicírculo. La desesperación, el hambre. Niños que alguien enviaba, mientras, al pasillo de las galletas.

-Ãbrete un tubito de Ritz para que te entretengas la solitaria.

Podías pensar que había un atropellado frente al tumulto. Pero no. Salvo que alguien hubiese sido aplastado por un carrito del súper de tonelaje improbable.

Los pollos rostizados son una comida popular omnipresente.

Aunque nuestra paranoia de ensaladas empuja en otra dirección.

-Te lo puedes comer pero sin piel.

-Ay, doctora, prefiero no vivir.

El número 33 de la calle de Zamora, en la generosa colonia Condesa, alberga una brasa nueva, una idea que busca devolvernos al placer de los jugos cocinados a giro lento.

El gran Alonso Ruvalcaba, autor de Ciudad de restaurantes, especialista gastronómico y crítico de cine, es inventor de Bretón Rosticeros, local al que dedicamos la emisión de esta semana en El cosmos de bolsillo.

Gracias por escuchar

Bretón rosticeros: www.bretonrosticeros.com

Servicio para llevar: 52117196

Bretón Rosticeros publicado en La Semana de Frente.